Estaba sentada frente al computador, honestamente no recuerdo que estaba haciendo, pero estoy segura de que no tenía que ver con taller de expresión, y vino a mí la idea de escribir algo sobre un hombre cayendo que ve su vida pasar delante de sus ojos, sabía que esto me serviría para el cuento que tenía que hacer para la materia.
Cuando leí la consigna, supe que tendría que cambiar
un poco mi idea o crear una nueva.
El martes, tratando de adelantar algunas consignas,
empecé a crear en mi mente un boceto de la historia. Sabía que quería que fuera
un perro quien acompañara al hombre en su camino, y que habría una mujer que
algo representaría, pero aún sin saber ese que, poco a poco voy intentando
agregar a la historia en mi cabeza aquello que se nos pidió.
Cuando creo tener algo conciso, lo voy anotando.
Al hablar en clases del cuento, nuevas ideas vienen a
mi cabeza y ya sé cómo agregar los jeroglíficos y al enano.
El martes siguiente me siento frente a la computadora
oyendo música que siento puede darle el ambiente a mi cuento, releo las ideas
que anoté la semana pasada y así, frente al documento en blanco empiezo a
escribir la historia.
Después de escribirla, la reviso, hago correcciones. Y
Cuando considero que ya está bien, lo subo al blog
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