Las luces lo alumbraban intermitentemente mientras Dancing Queen de ABBA sonaba en la disco. Una boa de plumas cubría su cuello, y él jugaba con ellas mientras cantaba la canción que podría ser fácilmente parte de su repertorio de vida. Mi felicidad nacía de verlo disfrutando nuestra escapada. Ojalá pudiéramos estar así por siempre.
De
repente, un ruido ensordecedor llegó a mis oídos y necesité un momento para
recobrar la compostura, me levanté asustado sin poder ver a mi acompañante, y
lo empecé a buscar desesperadamente. Caminé entre la poca iluminación y era
como si solo hubiera estado yo todo este tiempo en esa disco; sentí algo chocar
con mis pies, mire al suelo en busca del objeto y cuando lo vi, era su cuerpo
inerte; su cabeza yacía inclinada a un lado y un charco de sangre se encontraba
debajo de ella.
Desperté
abruptamente, no me encontraba en un club, sino en la soledad de mi cama,
mojado de sudor por el drama que acababa de ocurrir en mi sueño. Últimamente
las pesadillas invadían mis noches.
Me
levanté, miré la hora, 3:45, no creía que podría recuperar las horas de sueño que
me quedaban por delante. Decidí ir a la cocina por un vaso de agua, tratando de
sacar de mi mente la idea que había perturbado mi sueño. Caminé hacia el gran
ventanal que se encontraba en mi sala, y observé la soledad de la noche. Pocos
autos se veían pasar y personas muchas menos, por no decir ninguna. Me senté en
el sofá que se encontraba a mis espaldas mientras pensaba en la ciudad que daba
la impresión de estar a mis pies. Quien tuviera la vista que se encontraba
frente a mí, no podría pensar en la desgracia que podría ser vivir en ese
lugar.
Me
levanté, y volví a mi cama. Mire el techo por un rato largo, pero Morfeo volvió
a cargarme en sus brazos por un rato, está vez sin ninguna pesadilla. Desperté
por el sonido de la alarma a las 6:00 ¿Quién se podría levantar a esa hora un
domingo? Hay gente que se pregunta; mi respuesta es tan estirada como lo soy
yo, supongo. A las 8:30 había desayuno familiar de domingo, una desgracia si me
preguntan, pero de no ir, mi madre podría infartarse tal vez.
“Desayuno
familiar de los domingos” es una especie de sobrenombre para lo que realmente
es, charla de negocios familiares y tal vez, arreglar la agenda de la empresa,
alguna actividad de vez en cuando o chequear la rutina diaria.
Mi
padre había muerto hace 2 años, y a mis 25 años tuve que empezar a encargarme
del negocio familiar, una empresa multinacional de seguro de autos, bastante
exitosa para ser honestos. Yo había tenido que “continuar con el legado
familiar”, aunque honestamente, me habían preparado para eso toda mi vida. Mi
educación se basó en ser el futuro dueño de la compañía “Monarca”, y, como hijo
único, no es como que hubiera tenido otra opción.
A
las 8 me encontraba llegando a la mansión familiar, prefería tomar 30min antes
del desayuno para que mi madre hiciera sus preguntas acerca de “mi vida
personal” y así en la mesa solo hablar del tema empresarial para poder irme de
ahí en cuanto antes. Desgraciadamente, la vida tenía otros planes para mí, y es
que, en cuanto llegue, mi madre hizo algunas preguntas rutinarias para luego decirme:
- He
de necesitar que te quedes para el almuerzo también – mi entonces inexpresivo
rostro debió haber demostrado terror o algo por el estilo – es por razones de
la empresa – continúo ella.
- ¿Tenemos
alguna reunión con algún posible nuevo socio que yo desconozca? – pregunté.
- Si,
algo así – dijo ella dándome la espalda e indicándole algo al personal de
limpieza. Mire mi reloj, 8:15, entonces asumí que no se tocaría más el tema de
los inversores hasta que la hora del almuerzo llegara. Nos sentamos en la mesa
para empezar nuestro desayuno, pero no pude evitar preguntar.
- ¿A
qué hora será esta reunión que pautaste?
- 13:00
– respondió ella y empezó a hablar de asuntos de la empresa. Debí imaginarme el
horario. Mi madre era una persona muy ¿exacta?, Todo debía hacerse de la forma
y manera que ella pautase, entro eso, los horarios de comer. No creo que haya o
haya habido un día en que sus horarios de comida pudieran cambiar, y estoy
hablando de al menos 27 años de conocerla.
Quisiera
decir que las horas entre el desayuno y el almuerzo transcurrieron rápidamente,
pero no. Luego de terminar la comida, y pasados unos minutos (tal vez horas) de
la agenda semanal de la empresa, pensé que podría perderme en alguna de las
habitaciones de la gran mansión en la que me encontraba, pero mi madre se
encontraba un poco inquieta, tal vez me atrevería a decir ¿nerviosa? Si no
conociera a mi madre, tal vez no dudaría en lo de nerviosa.
- Necesito
que arregles un poco tu cabello, creo que luce, un poco… desordenado – me miré
en el espejo, mi cabello se encontraba tal cual lo había peinado esta mañana. Y
no me refiero un peinado despreocupado, digo realmente peinado, como te peinas
para ir al “desayuno familiar” de los domingos.
- Mamá,
¿te encuentras bien? Te ves, un poco… alterada. – rápidamente quitó las manos
que tenía sobre mí y me dio la espalda.
- Sí,
sí, sí. Todo bien, solo que, tienes que estar presentable para nuestros socios
de hoy – volteó para mirarme de nuevo – es un negocio muy importante el que se
cerrará al almuerzo hijo. – todo esto era muy extraño. Yo, el dueño y jefe de
la empresa, no tenía idea de qué clase de trato se estaba preparando con estos
supuestos socios.
- ¿Acerca
de que es todo esto madre? No tengo idea sobre cuáles socios vamos a ver hoy, y
mucho menos el trato que vamos a cerrar.
- Oh
– hizo un ademán con la mano restándole importancia. – no te preocupes por eso,
es uno que yo he estado manejando y que le dará muchos beneficios al negocio
familiar.
Mi
madre siguió inquieta perfeccionando cada cosa a la que podía conseguirle un
detalle, y yo traté de perderme en una alguna habitación donde ella no me pudiera
encontrar, con esos ánimos, nadie quisiera estar cerca de ella.
Cuando
faltaban 15 minutos para las 13hs decidí salir de mi escondite para encontrar a
mi progenitora y recibir a nuestros invitados, que llegaron 5 minutos antes de
lo acordado. Honestamente no me sorprendía, así son estás personas y si quieres
impresionar a la Sra. Campbell, eso es todo lo que tendrás que hacer.
Era
un señor, al que estaba seguro de conocer; probablemente algún amigo de mi
padre al que tenía algún tiempo sin ver; llegó con quién yo presumía era su
hija, una castaña cuyo cabello ondulado llegaba por su pecho, muy bien vestida:
pantalones de vestir negro con una blusa rosa palo que combinaban perfecto con
sus zapatos.
Claramente,
no sabía lo que me esperaba al entrar a ese almuerzo, pero salir pudo ser una
de las situaciones más complejas de mi vida. Si, tenía 27 años, pero
consideraba que todavía tenía una vida de “joven” por delante, claro que, a mi
mamá le costaba aceptar mis gustos en cuanto parejas se trataba, pero yo no
consideraba que fuera necesario casarme ante de los 30, incluso 35 diría.
De
cualquier forma, mi madre tenía unos planes completamente diferentes para mí. El
almuerzo había sido para formar “una alianza” con este empresario amigo de la
familia. Buscaban unir ambas empresas bajo el matrimonio que yo podría formar
con su hija. Al oír la propuesta mis oídos no podían creer las palabras que
acababan de entrar a través de ellos, tuve que levantar la copa de agua frente
a mí y tomar un sorbo, aunque lo único que logré fue casi ahogarme con el
líquido.
A
mi parecer la castaña, cuyo nombre era Sara, ya sabía del plan. Parecía que al
único a que todo esto le parecía una locura era a mí, tuve que pedir un momento
para retirarme con alguna excusa, y unos minutos después mi mamá llegó a mi
búsqueda.
Por
una o por otras, tuve que aceptar el matrimonio y tendría que empezar una
relación “pública” con Sara por unos meses hasta casarnos. No había tiempo para
si quiera conocernos, pues la boda debía darse en menos de un año ¿Por qué
tanto apuro? No lo sé, yo también me lo preguntaba.
…
Los
meses habían pasado, nuestra “relación” había sido tan pública como podría
serlo para mí, que nunca salía con nadie; para ella no tenía mucha idea de cómo
había sido. Traté estos meses de, aunque sea entablar una amistad, aunque se
tornó un poco complicado, tal vez a ella le disgustaba todo esto; pero
honestamente, a mi más. Jamás pensé que a la persona que llevara al altar fuera
a una chica que conocí justo antes de empezar a salir porque eso fue lo que
nuestros padres decidieron “por el bien de las empresas”.
Para
el momento en el que escribo esto, estoy a horas de ir al altar, pues la boda
es mañana. Sara por su parte, había celebrado su despedida de soltera hace unos
días con sus amigas; yo por la mía no tengo amigos, así que utilicé la excusa
de la despedida de soltero para ir a un bar.
Así
que, aquí me encuentro, sentado en un bar, tomando un trago con la pinta más
miserable que he podido tener en mi vida. Detrás de mi hay un montón de
personas disfrutando de su noche, especialmente hombres. En este tipo de bares
es extraño ver mujeres, aunque a veces las ves disfrutando por ahí.
Uno
de estos chicos me habla, y la verdad por el ruido de la música no alcanzo a
oír lo que dice, así que solo procedí a asentir a lo que me dijo. Me entregó un
cartoncito de unos cuantos cm, del que yo ya conocía. “¿Por qué no?” Pensé, a
fin de cuentas, probablemente hoy sea la última noche de mi libertad. Puse el
cartoncito en mi lengua y antes de sentir sus efectos, lo último que vi fue el
vídeo de “I Want To Break Free” de Queen, con el que Freddie Mercury creó un escándalo
junto a su banda por haberse vestido como el sexo opuesto.
Tal
vez, la decisión que acababa de tomar no había sido la más inteligente. Ahora
me encontraba con esta idea loca que me acababa de llegar: mi misión era matar
a Freddie Mercury. Si, al cantante que acababa de ver en la televisión del bar.
Había tenido la realización de que su presencia era mala para nuestro mundo,
tal vez toda su misión había sido volver al mundo un lugar peor y ahora la mía sería
mejorarlo, acabando con su vida.
Pensémoslo
así, acababa de encontrar mi misión de vida y tal vez esa era la respuesta para
acabar con esta miseria de vida que me había sido asignada. Matar a Freddie
significaría convertirme en un héroe para el mundo, quien no se había atrevido
a actuar ante el reino de terror que Mercury había implantado desde que saltó a
la fama. Decidí que tenía que ponerme manos a la obra de una vez, así que pagué
lo que había estado tomando y salí del bar.
Fui
a la búsqueda del arma que mantenía escondida por si alguna vez llegase a
necesitarla, y entonces decidí investigar en que parte podría encontrar al
vocalista de Queen. Decidí googlear sitios donde quizás podría encontrarlo. Así
que en la oscuridad de la noche tomé mi auto y empecé a dirigirme a ellos.
Fue
complicado llegar a todos los lugares que el artículo decía donde quizás
Freddie se podría encontrar. Mi despedida de soltero se convirtió en una larga
noche de aventura, donde había descubierto mi misión y tenía que cumplirla. Pasé
por Hyde Park, donde decía que Queen daría un concierto el 19 de Julio a
las 6pm, aunque no encontré nada. Luego pasé por Wembley, recordado por
el famoso concierto de Live Aid y donde al parecer frecuentaba con otros
artistas como David Bowie o Elton John, pero tampoco encontré nada. Así que
decidí dirigirme a Logan Place en Kensington, donde quedaba la
vivienda del artista, probablemente ahí si lo encontrara.
Para
este momento, ya había pasado horas tratando de encontrar a Freddie, tal vez
iba a ser más complicado de lo que pensé, pero yo debía de cumplir mi misión de
vida y mucho tiempo no tenía. Tenía que lograrlo antes de mi boda, que se daría
mañana.
Para
el momento en que por fin me encuentro llegando a Kensington, de algún lado
empiezo a escuchar la melódica voz de Whitney Houston cantando “I Will Always
Love You” y entro en una especie de trance, parando el auto en seco, empiezo a
revivir una memoria que estaba escondida bajo alguna capa de mi cerebro.
- “Era lunes 1 de febrero de 2021, alrededor de las 11am en
el lugar donde residía para ese momento.” – me relato él en uno de esos
momentos de vulnerabilidad que habíamos compartido – “Mi papá había tenido una
ACV la madrugada del domingo, que no daba muy buena esperanza de recuperación.
Esto tenía mis ánimos bajos, estaba por tomar una ducha, así que decidí colocar
una playlist de canciones que me parecían suaves, relajantes”. – pausó – “Mientras
terminaba la preparación para entrar al baño recibí una llamada de la pareja de
mi papá, ella era la única que se encontraba con él, así que su llamada
significaba noticias. No recuerdo sus palabras exactas, pero me parece recordar
que dijo que había hablado con los médicos y que ellos creían que lo mejor era
desconectarlo, que unos minutos más tarde lo iban a hacer.” – continuó – “Al
colgar, coloqué mi celular sobre el marco del lavamanos, y la música que se
encontraba sonando desde antes, continuó. “I Will Always Love You” de Whitney Houston estaba
sonando. Recuerdo claramente lo que dijo en ese
momento la canción: “Así que me iré, pero sé, pensaré en ti en cada paso del
camino. Y siempre te amaré”.
“Esta
es una canción que siempre me ha gustado” – me dijo – “pero en ese momento,
sintiendo la tristeza de perder a alguien tan importante para mí, que sonara
justo cuando me decían que estaba a minutos de perderlo, la letra comenzaba a
golpearme distinto.” – comenzó a cantar la letra de la canción mientras sus
ojos aguantaban las lágrimas – “Memorias agridulces, eso es todo lo que llevo
conmigo. Así que, adiós. No llores por favor”. – para este momento las lágrimas
que aguantaba empezaron a caer por sus mejillas, yo solo podía sostener su mano
y apretarla con fuerza, así él sabría que contaba conmigo – “Mi papá y yo
tuvimos una relación complicada, pero en los últimos años nos habíamos vuelto
más cercanos, aunque había una considerable distancia de tierra entre nosotros.
Así que escuchar esa canción en ese momento, me marcó porque – levantó los
hombros – siento que parte del sentimiento de pérdida, siempre busca señales de
que la persona que se ha ido, de alguna forma sigue contigo y desde ese momento
he querido creer que esa fue un mensaje que él mandó a través del universo”.
Su
historia terminaba con él diciendo “Por distintas razones, a mi papá no lo
desconectaron minutos después. Su muerte se produjo por una causa diferente
unas horas más tarde. Pero la marca que dejó esa canción sigue siendo
significativa sin importar como se dieron las cosas.”
Fue
entonces cuando me di cuenta, la misión de mi vida no era matar a Freddie Mercury,
empezando porque Freddie se encontraba muerto desde hace muchos años atrás. Tal
vez la misión de mi vida había sido amarlo a él, al mismo que bailaba Dancing
Queen en la disco como si la felicidad de su vida dependiera de ello. Pero me
lo habían quitado. Siempre tuve la teoría de que no fue un accidente, que él no
fue víctima de un ataque del azar, que todo eso fue hecho a propósito para
separarnos.
Y
ahora empezaba a creer, que la misión de mi vida me había sido dada hace muchos
años y que me fue quitada cuando mi familia descubrió que amaba a un él
en vez de a una ella.